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por: https://www.caminoespírita.blogspot.com Chile – 2014
DEL LIBRO, COLECCIÓN DE ORACIONES ESPÍRITAS
por Allan Kardec
ORACIONES PARA LOS ENFERMOS Y LOS OBSESOS...
Para
los Obsesos.
Prefacio.
La obsesión
es la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo. Presenta caracteres muy diferentes, desde la simple
influencia moral, sin señales exteriores perceptibles, hasta la perturbación
completa del organismo y de las facultades mentales. La obsesión altera todas
las facultades medianímicas. En la mediumnidad por la escritura, se reconoce
por la obstinación de un Espíritu en manifestarse, con exclusión de todos los
otros.
Los
Espirítus malos pululan alrededor de la Tierra a consecuencia de la inferioridad
moral de sus habitantes. Su acción maligna forma parte de los flagelos a que se
halla expuesta la humanidad en este mundo.
La obsesión, como las enfermedades y todas las tribulaciones de la vida, debe
ser considerada como una prueba o una expiación, y aceptada como tal.
De la
misma manera que las enfermedades son resultado de las imperfecciones
físicas que hacen al cuerpo accesible a
las influencias perniciosas exteriores, la obsesión es siempre el resultado de una imperfección moral que da
acceso a uno o varios Espíritus malos. A
una causa física, se opone una fuerza física, pero a una causa moral, debe
oponerse una fuerza moral. Para prevenir las enfermedades fortificamos el
cuerpo, para protegernos de la obsesión,
es preciso fortificar el Alma. De ahí proviene la necesidad de que el obseso
trabaje por su propia mejoría, lo que muchas veces es suficiente para liberarlo
del obsesor sin recurrir a la ayuda de terceros. Este tipo de ayuda se hace indispensable cuando la
obsesión degenera en subyugación y en posesión,
porque entonces el paciente pierde en algunas ocasiones su voluntad y su
libre albedrío.
La
obsesión es casi siempre producto de una venganza ejercida por un Espíritu, y a
menudo tiene su origen en las relaciones que el obseso ha tenido con él en una
existencia precedente.
En los
casos de obsesión grave, el obseso se halla como envuelto e impregnado de un
fluido pernicioso que neutraliza la acción de los fluidos saludables y los rechaza.
De ese fluido es preciso liberarlo, y un
fluido malo no puede ser eliminado por otro fluido malo.
Por una
acción idéntica a la del médium curador, en los casos de enfermedad, se
debe expulsar el fluido malo con la
ayuda de un fluido mejor, que en cierto modo produce el efecto de un reactivo. Esta es la acción mecánica, pero
no es suficiente, por encima de todo es necesario "obrar sobre el ser
inteligente", al que hay que hablar con autoridad, y esa autoridad sólo procede
de la superioridad moral, cuanto más grande es ésta, tanto mayor es la
autoridad.
Eso no
es todo, pues, para garantizar la liberación del obseso, es preciso inducir al
Espíritu perverso a que renuncie a sus malas intenciones, es necesario hacer
que nazca en él, el arrepentimiento y el
deseo del bien, mediante instrucciones hábilmente impartidas en evocaciones particulares que se realizarán
con miras a su educación moral, recién entonces puede obtenerse la doble
satisfacción de liberar a un encarnado y de convertir a un Espíritu imperfecto.
La tarea
se hace más fácil cuando el obseso, comprende su situación, y presta el
concurso de su voluntad y de la oración.
No ocurre lo mismo, toda vez que seducido por el Espíritu embustero, el obseso se equivoca sobre las
cualidades del que lo domina, complaciéndose en el error en que lo mantiene este último, porque entonces, lejos de secundar la
asistencia que le brindan, ¡la rechaza!.
Es el caso de la fascinación, que siempre
es infinitamente más rebelde que la subyugación más violenta.
("Libro de los Médiums", cap.
XXIII).
En todos
los casos de obsesión, la oración es el más poderoso auxiliar disponible para
obrar contra el Espíritu obsesor.
ORACIÓN.
(Para que la diga el
obseso).- Dios mío, permite que los buenos
Espíritus me liberen del Espíritu maligno que se ha vinculado a mí. Si se trata
de una venganza por los males que le hice en
el pasado, tú lo permites, Dios mío, para mi castigo, y sufro las consecuencias
de mi falta.
¡Que mi
arrepentimiento merezca tu perdón y mi libertad!. No obstante, cualquiera que
sea el motivo de mi perseguidor, solicito tu misericordia para él. Dígnate
facilitarle el camino del progreso, que
le desviará del pensamiento de hacer el mal. Por mi parte, pueda yo devolverle
bien por mal, e inducirlo de este modo a mejores sentimientos.
Pero
también sé, Dios mío, que mis imperfecciones son las que me hacen accesible a
las influencias de los Espíritus inferiores.
Dadme la luz necesaria para que los reconozca, y sobre todo, combate en mí el
orgullo que me ciega para que no vea mis defectos.
¿Cuál no será, pues, mi
indignidad, si un ser maligno puede dominarme?
Haced,
Dios mío, que este golpe aplicado a mi
vanidad, me sirva de lección para el porvenir, que me fortalezca en la
resolución que tomo de purificarme mediante la práctica del bien, de la caridad
y de la humildad, a fin de oponer de ahora en adelante una barrera a las malas
influencias.
Señor,
dame fuerza para soportar esta prueba con paciencia y resignación,
comprendo que como todas las otras
pruebas, esta debe ayudar a mi adelanto, si no pierdo su utilidad con mis quejas, pues me proporciona la ocasión de
manifestar mi sumisión y de ejercer la caridad para con un hermano desdichado,
perdonándole el mal que me hace.
OTRA ORACIÓN.
(Para el obsesado).- Dios Todopoderoso, dígnate darme poder de
liberar a: ...............................,
de la influencia del Espíritu que le obsesiona, si está en tus designios
poner término a esa prueba, concédeme la gracia de hablar a ese Espíritu con
autoridad.
Espíritus
buenos que me asistís, y tú, su ángel de
la guarda, prestadme vuestro auxilio y ayudadme a liberarlo del fluido impuro
que lo envuelve.
En
nombre de Dios Todopoderoso, conjuro al Espíritu maligno que le atormenta, a
que se retire.
OTRA ORACIÓN.
(Para el Espíritu
obsesor).- Dios infinitamente bueno,
imploro tu misericordia para el Espíritu que obsesiona a: ..............................., hacedle entrever la claridad divina, a fin de
que vea el falso camino en que está.
Espíritus
buenos, ayudadme para hacerle comprender que haciendo el mal lo pierde todo, y
todo lo gana si hace el bien. Espíritu que te complaces en atormentar a:
...............................,
escúchame, pues te hablo en nombre de Dios.
Si quieres
reflexionar, comprenderás que el mal nunca supera al bien, y que tú no puedes
ser más fuerte que Dios y los buenos Espíritus.
Ellos podrían haber preservado a:
..............................., de toda
persecución por vuestra parte, si no lo han hecho es porque él (o ella)
debía sufrir esta prueba. Pero cuando
esta prueba concluya, te impedirán toda acción sobre tu víctima, el mal que le
hayas hecho, en vez de hacerle daño, servirá para su adelanto, y entonces será
más feliz, de este modo habrás empleado tu maldad inutilmente, y se volverá en
contra tuya.
Dios,
que todo lo puede, y los Espíritus Superiores sus delegados, que son más
poderosos que tú, podrán poner término a esta obsesión cuando lo deseen, y tu
tenacidad se estrellará contra esa suprema autoridad. Pero por lo mismo que
Dios es bueno, Él quiere dejarte el mérito de que hagas que cese por tu propia
voluntad. Se trata de un plazo, que te concede, si no lo aprovechas, sufrirás
sus deplorables consecuencias. Te esperan grandes castigos y crueles
sufrimientos, te verás forzado a implorar la piedad y las oraciones de tu
víctima, que ya te perdona y ruega por tí, lo que representa un gran mérito
ante Dios, y al mismo tiempo habrá de apresurar tu liberación.
Reflexiona
pues, mientras hay tiempo aun, porque la Justicia de Dios caerá sobre tí, como
sobre todos los Espíritus rebeldes. Piensa que el mal que haces en este momento
forzosamente tendrá un término, mientras que si persistes en tu obstinación,
tus sufrimientos aumentarán sin cesar.
Cuando
estabas en la Tierra, ¿no os hubiera parecido estúpido el sacrificar un gran
bien por una pequeña satisfacción del momento? Lo mismo sucede ahora que eres Espíritu. ¿Qué
ganas con lo que haces? Apenas el
triste placer de atormentar a alguien, lo que no te impide que seas desdichado,
y digas lo que digas, serás más desdichado aun.
Por otra
parte, mira lo que pierdes, observa a los buenos Espíritus que te rodean, y
dime si su suerte no es acaso,
preferible a la tuya. Cuando quieras participarás de la felicidad que ellos
gozan. ¿Qué es necesario para conseguirlo?
Implorar a Dios, y hacer el bien en vez de hacer el mal.
Ya sé
que no puedes transformarte de repente, pero Dios no exige lo imposible, sólo
quiere buena voluntad.
Así
pues, haz la prueba y nosotros te
ayudaremos. Haz que pronto podamos decir a tu favor la oración de los Espíritus
arrepentidos, y que ya no tengamos que clasificarte entre los Espíritus malos,
mientras esperamos a que puedas contarte entre los buenos.
(Véase la oración para los
Espíritus empecinados en el mal).
Observación.- La curación de las obsesiones graves requiere
mucha paciencia, perseverancia y abnegación, exige también tacto y habilidad,
para encaminar en el bien a Espíritus,
que muchas veces son muy perversos, obstinados en el mal y astutos, porque los
hay rebeldes en el grado máximo, en la mayor parte de los casos tenemos que
guiarnos por las circunstancias, sin embargo cualquiera que sea el carácter del
Espíritu, es un hecho cierto que nada se obtiene por la fuerza o por las
amenazas, toda la influencia reside en el ascendiente moral.
Otra
verdad igualmente comprobada tanto por la experiencia, como por la lógica, es
"la completa ineficacia de los
exorcismos, las fórmulas, las palabras sacramentales, los amuletos, los talismanes, las prácticas exteriores o
cualquier otra señal material".
La obsesión prolongada por largo tiempo puede ocasionar desórdenes
patológicos, y requiere algunas veces
un tratamiento simultáneo o consecutivo, sea magnético, o medicinal, para restablecer la salud del organismo. Destruida
al causa, resta combatir los efectos.
(Véase
el Libro de los Médiums, segunda parte, cap. XXIII: "Acerca de la
obsesión". y la Revista
Espírita, de febrero y marzo de
1864, y de abril de 1865, donde se registran ejemplos de curas de obsesiones.)